Seis relatos casi como de amor.

I DE AMOR QUE SE MIRA

Dentro

1.

Así, si todo fuera como un calidoscopio, se multiplicaría tu ojo por tres ojos, y por tres a su vez los tres, y formarían un triángulo equilátero de luz, que al cabo mirarían al mío, pegado a la boca del tubo, tu mirada de mentira, reflejamente imaginada, y tus niñas tres o treinta y tres, danzarían armónicas, con tan sólo girar mis dedos, tus niñas vacilantes, ora en mi centro centradas, ora extremas a costados.

2.

Tus labios así, se verían acaso miles de labios, con su mitad de lenguas, que, jugosas, jamás alcanzarían la punta de la mía, por más que se estirase.

3.

Tan, que tu pubis, triángulo de nácar, sería por tres como aspas de molino, que refrescara mi mirada resudada de calor.

4.

Y tu voz multiplicada, a tres vientos repicando, aturdiría mi oído escaso, pasmado al tubo mágico.

5.

Vería un bosque de muslos, movientes a su antojo, y en ellos me aplastara, si a sus troncos llegar pudiera.

 

 

Fuera

1.

Porque sólo cabe un ojo, sueles cerrar el sobrante, que de estar abierto tal, no catarías sino ojos pares, grises, quietos y muertos.

2.

Y si la lengua aparte del tubo la lanzaras, siempre de una en una lamerías, y no tres ni trescientas treinta y tres.

3.

Los pubis serían triángulos quietos, a la tierra amarrados, que a veces temblar los verías, fijándote mucho, parecidos a los pubis de los muertos.

4.

Nada con la oreja sobrante se oye, ni una palabra se escapa, en este silencio denso de tantas voces parlanchinas.

5.

Dos muslos no hacen bosque, acaso túnel, acaso uve, dos muslos solos en tanto páramo, son bosque triste.

 

 

Junto

1.

También se multiplicaría mi mirada, si al otro cabo arribar pudiera, aunque miradas que se estrellan se tornan ciegas.

2.

Tanta lenguas confundida, formaría babel difícil, o quizá no, o puede que sí, no sé, tal vez.

3.

Y cuando mi mirada se topara con las aspas de tu pubis, qué de añicos no quedara, y dónde mira una mirada diezmada, una mirada añorada.

4.

La voz sobre el oído puesta no es voz, no es grito, deso acaso.

5.

Aunque sí, que en el bosque me hallara, aunque mi mirada se cegara, ni siquiera te entendiera, ni te oliera ni tu pubis me aplastara.

 

 

 

II DE AMOR QUE SE ANSÍA

 

Mirada

1.

Se fija mi amor a tu mirada, de tibia miel de mil sabores, y allí mis ojos se olvidan, unos segundos eternos.

2.

En ella paso un verano, leve de ideas y ropa, y en sus aguas me baño, hasta que llega el otoño.

3.

Que bajo de pronto acordados, casi en el suelo, sumisos, con un dulzor que retengo, querer y no lo consigo.

4.

Cuándo volviera a treparla, cuándo no cejarla nunca, y amarrar mi mirada a la suya, candarla a esa miel que me sacia.

 

 

Voz

1.

Amor que a tu voz se enajena, y desacorda mi alma concreta, y ahí los oídos se mecen unas palabras eternas.

2.

En ella me aturdo un verano, ausente de ruidos sucintos, y en sus espigas me escondo, hasta que el otoño las ciega.

3.

Que callado me voy encontrando, casi en el suelo, vencido, con desvarío que pretendo, querer y no lo consigo.

4.

Dónde tornar a escucharla, dónde recordarla jamás, y delirar mi locura a su tono, para no oír más la cordura.

 

 

Manos

1.

Se anuda el amor a tus manos, de miles de dedos vivaces, y allá se confundieran los míos unos metros eternos.

2.

En tales tejiera un verano, una estera de sueño, y en sus nudos yaciera, hasta que deshilara el otoño.

3.

Que, quedos, me irían feneciendo, casi a la tierra mojada, con yugo que apretar quisiera querer y no consiguiera.

4.

Cómo en verdad agarrarlas, cómo escapar a las mías, y mezclar mi pasar apurado, al suyo claro y sin nubes.

 

III DE AMOR QUE SE AÑORA

1.

Y es que acaso no lo ves, que sigue siendo mi vida la tuya, y crees que tuya es la tuya, y es mía asimismo, lo mires, que no lo miras, por donde lo mires, y te pongas, que no te pones, por donde te pongas; o piensas aunque hayan pasado, que los años han pasado, porque casaste y algún hijo pariste, porque arrugaste tal vez…

2.

Supones si poder puedes, por más vestidos que en tu ropero haya, que el color lila de alguno de tantos, es tan lila como el de tus veinte ñaos.

3.

Que estrenaste cuando por ves primera, te invité a cenar de restaurante, después de ahorrar para dos platos, y aunque ahora cenes cuatro, ¿son tantos más que dos?

4.

Tuve tu mano agarrada casi doce y doce horas, las mismas que luego durara, en desvaírse tu aroma.

5.

Quién en este momento las ase, quién las caldea y las huele, si no tienes manos, no horas, ni aroma.

6.

Por tenue que tu resistencia fuera, sentados en la ribera del río, a vencerte sobre la yerba, en todo caso mayor que la de tu actual encamarte.

7.

Confundirnos sin que notaras, que ya era yo todo dentro, y ya ya me abarcabas, ¿no te confundiste acaso luego? que por gozar que se note te requiere, y aun dentro se encuentra siepre fuera.

8.

Ése rincón tras la escalera, nutría mis manos bajo tu falda…a que no sabes al instante cuántos huecos tienen tu portal.

9.

Sustentada tu cabeza por mi hombro, caminando comunmente con tus ojos verticales, y teniendo otros años no ostante, erquida la llevas.

10.

Aun por las noches soñabas conmigo, en tu cama innacesible, igual que hoy ambas cosas, tanto quizá no ha cambiado.

11.

Tejiendo,. tejiendo bosquejabas, cómo sería la casa, cómo mis albas arrugas, y la calle acertaste tan sólo.

12.

Diez arrugas me salieron, destinadas a tus dedos, ya que a él ocho únicamente, ¿me podrás prestar tus anulares?

 

Del libro Seis Relatos Casi Como de Amor.- Ed. Devenir.-Madrid.- 1990

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Del libro Seis Relatos Casi Como de Amor.- Ed. Devenir.-Madrid.- 1990